jueves, 29 de octubre de 2009

ANA KARENINA

En esta tercera versión cinematográfica del drama personal de Tolstói adaptada por Jean Anouilh y Julien Duvivier, hay algo que sobresale por encima de todo, y ello es una exquisita “finesse” de ambiente y atmósfera, con un empaque total de dignidad artística.
Es una lástima, empero, que ello se vea malogrado en ciertas secuencias por unos forzados y reiterativos planteamientos de carácter, que resultan más al descubierto por una interpretación secundaria muy “inglesa”, es decir, algo fría y en ciertos momentos estática e inexpresiva. Así por ejemplo incluso en los primeros papeles ya que a Kieron Moore no le bastan sus ojos profundos y su físico para sobrellevar una interpretación que no pasa de discreta, e incluso el mismo Ralph Richardson, gran actor, al lado de escenas magníficas tiene otras que se asoma el resabio teatral.
Vivien Leigh en cambio, está por encima de todo ello, ofreciéndonos una de sus mejores interpretaciones; más bella que nunca, expresiva en todo momento y plena de matices.
Lo más logrado de la cinta lo obtuvo Duvivier, aparte de la atmósfera y el ambiente, en los diálogos de Karenin con su mujer, pero en cambio le falta tacto en la escena final, quizá por querer sustraerse a la anterior versión de Clarence Brown. Duvivier ha machacado demasiado en forma excesivamente cruda el pecado mortal que comete Ana Karenina. Recordando la versión de Brown de dicha escena, que intuición, que sugerir, solamente a base de sombras y ruidos de fondo la tragedia llegaba más a nuestra alma, sólo presintiéndola, sin verla. En cambio, Duvivier, se muestra demasiado realista y por ello la escena roza los límites de lo repelente y en consecuencia se aparta de una resolución que pudo ser imaginativa y simbolizada.
A pesar de todo ello no empaña el máximo valor de la cinta, que como decimos anteriormente, rezuma toda ella honradez y dignidad artística.

Josep Pascual Llorens, 1948

2 comentarios:

@SusVersiva dijo...

Tu padre tenía la virtud de contagiar: siempre dan unas ganas tremendas de ver (o revisar) las películas que comenta. Apunto que quizás fuera interesante, de vez en cuando, hacer un cine-fórum ;o)

Un beso que enfila por la genética...

Jordi Pascual Morant dijo...

La propuesta es sugerente. Yo pongo las palomitas ;)

Gràcias, de parte de los dos.