sábado, 26 de diciembre de 2009

EL ASESINATO DE Mr. BLOG


El comisario Esco reunió a los sospechosos en la sala virtual del hotel Internet.
Uno de ellos, o en complicidad con alguno más, podría ser el asesino de Mr. Blog.

- Soy el comisario Esco, mis saludos a todos los presentes, los nombraré pidiéndoles que confirmen su presencia en este interrogatorio y les ruego definan su identidad, quisiera complementar algunos datos que ya tengo sobre ustedes.

- ¿Mon Ra River?.
- Me encuentro en la sala, señor, soy monje budista, imparto clases de relajación urbana.
- ¿Quiere decir que alivia el estrés de la gente?
- Si quiere llamarlo así, aunque mi método no disminuye la tensión, sino que la evita.
- Bien, quizá nos sea útil su método en esta reunión, pues el caso que nos ocupa puede crear mucha tensión en algunos de los presentes.

- ¿Mar-él Bird?
- Le escucho, comisario...
- Curioso nombre, ¿señor, señora? –Interrumpió Esco-.
- Mujer. Para aclarar su curiosidad le diré que mi madre era árabe y mi padre norteamericano. Fue ella quien escogió mi nombre, que recientemente he descubierto que pertenecía a un amante que tuvo. Soy escritora.
- Término muy amplio para definirse –apuntó el comisario-. ¿No quiere especificar más?
- Soy lesbiana, ¿es suficiente definición?
- Puede serme útil para atar “cabos sueltos” –contestó el comisario Esco, ralentizándose en esas palabras con ironía-, en mi pueblo así se les llama a los amantes del mismo sexo.

- ¿Se encuentra en la sala Stal-keél? –Preguntó a través de su webcam el comisario-.
- Aquí estoy –respondió una voz grave y firme-. Le aseguro señor Esco que tengo una enorme curiosidad para ver cómo hilvanará esa madeja cual plato de espaguetis, además de “atar cabos sueltos”, por supuesto.
- Señor Stal-keél, las ironías las aceptaré después de su presentación, si no tiene inconveniente.
- Ninguno en absoluto. Soy aprendiz de búfalo.
- ¿Cómo? –Exclamó el comisario-. Bien, bien, no hace falta que me conteste, se de su finura con las palabras. Sabrá usted que el búfalo es un animal cordial y paciente, pero corre el peligro de ser considerado algo excéntrico, un animal tranquilo hasta que se enfada, entonces demuestra su agresividad interior. ¿Es ese su caso señor Stal-keél?
- Es una certeza insinuada poderosamente, señor Esco. Pero le recuerdo que sólo soy un aprendiz.
- Pues yo llevo muchos años en este oficio y le aseguro que durante mi experiencia me he encontrado con topo tipo de animales, asesinos salvajes que demostraban cierta tranquilidad ante los interrogatorios y total frialdad. Le pondré a prueba con ciertos datos que le incriminan en el asesinato de Mr. Blog, señor Stal-keél.

Hubo un silencioso movimiento que provenía del ordenador de Stal-keél.

- El siguiente de mi lista creo que demostrará mucha más pasión que usted – prosiguió el comisario-.
- ¿Susan Palmer?
- Vaya, no me gusta que me dejen la última, comisario –respondió con impaciencia, Susan-.
- ¿Qué le hace pensar que es usted la última, señorita Palmer?

Susan se llevó el cigarro a los labios esperando encontrar una respuesta adecuada.

- Quizá me he apresurado, entonces me halaga no ser la última.
- Yo diría que todo empieza por usted –le contestó el comisario-. Pero antes quisiera saber cómo se definiría.
- Soy periodista. Indago información que descubra las falsedades de este mundo.
- Muy loable actitud, señorita Palmer. ¿Me ayudará a descubrir las que aquí se digan?
- Ese es su trabajo, comisario, no el mío.
- Vaya, veo que es buena defensora de sus amigos. ¿Pero acaso no lo era Mr. Blog?

Una vez más el cigarro le ayudó a pensar la respuesta.

- Así lo creí.
- ¿Y qué le hizo cambiar de opinión?
- Fue él quien cambió.
- ¿Podría ser más explícita, señorita?
- Tuvimos una relación sentimental de la que salí dolida y decepcionada. De su entrega inicial fue alejándose progresivamente sin motivo aparente. Ese cambio fue el que hizo disminuir mi afecto y amistad.
- ¿Fue ese el único motivo? ¿Conocía usted la relación que mantenía Mr. Blog con una de sus mejores amigas?
- ¿Relación? ¿Qué tipo de relación? ¿Qué amiga?

Hubo un silencio incómodo aunque intencionado de Esco.

-¿Sigue ahí, comisario? –dijo Susan-.
- Tendremos tiempo de nombrar a otros implicados en este asunto, señorita.
Según mis datos -continuó el comisario-, trabajan todos en la misma fábrica en la que se encontró el cuerpo inerte de Mr. Blog. El 25 de octubre, entre las 19 y 20h., tiempo en el que la autopsia certifica su muerte, ¿podrían decirme dónde se encontraba cada uno de ustedes?
- Como sabrá, señor comisario –se apresuró Mon Ra River- mi tarea en la fábrica es seleccionar el material con el que fabricamos las letras…
-un momento –interfirió Esco- ¿alguien podría explicarme a qué se dedica la fábrica concretamente?
- Yo misma –dijo Susan- ya que mi trabajo es el último de la cadena de producción puedo valorar lo que han hecho los anteriores compañeros que en definitiva definirá a la empresa. Mi trabajo consiste en corregir los defectos de las letras que fabricamos en distintos materiales, que como ha dicho Mon Ra se encarga de seleccionar. La empresa produce esas letras para rotular aforismos que aparecen en las calles de nuestra ciudad sin fronteras.
-Una fábrica de letras –dijo el comisrio-, queda claro. Pero prosiga señor Mon Ra River, ¿podría deletrearme que hacía y dónde se encontraba en el día y la hora que nos ocupa?
- Como le decía, señor comisario, yo selecciono el material y a esa hora, una vez hemos vaciado al exterior nuestra producción del día, ordeno y clasifico el material sobrante, así como analizo el que nos ha podido llegar. En nuestro centro de datos queda reflejado cada minuto de las operaciones que hacemos, ello le demostrará que estaba ocupado todo ese tiempo en el que al parecer ocurrió el asesinato.
- ¿Asesinato? –dijo el comisario desafiante-.¿ Tan seguro está que lo fue?.
El cuerpo de Mr. Blog lo encontró la mujer de limpieza a la mañana siguiente, tenía fuertes golpes en la cabeza y contusiones por todo el cuerpo, de tal magnitud que parece improbable la acción individual. Ustedes cuatro son los únicos que se encontraban ese día y a esa hora en la fábrica. En el cuerpo de Mr. Blog hemos encontrado restos de los materiales que usted, señor Mon Ra River, selecciona en la producción de las letras, ¿tiene algo más que añadir?

Mon Ra olvidó por unos momentos sus técnicas antiestrés mostrándose impaciente y presuroso en contestar al comisario.

- Yo no tengo nada que ver en esa muerte, todos tenemos contacto con los materiales con los que fabricamos las letras, además, ¿porqué habría que desear la muerte de Mr. Blog?


El comisario, tras un corto silencio interrumpido por el tecleado de sus dedos, les envió vía e-mail un texto en el que Mon Ra decía odiar a los tibios, refiriéndose a una autodefinición del propio Mr. Blog, en la que ”metaforeaba” sobre su alma tibia.
En ese momento, Susan Palmer explotó colérica en defensa de su compañero.

- No me puedo creer que una afirmación tan generalizada pueda considerarse motivo de acusación tan grave. Mon Ra realiza su trabajo escrupulosamente y siempre se muestra respetuoso con todos nosotros, es incapaz de desear mal a ninguno ni a nadie en este mundo.
- Señorita Susan, ya no puedo dudar de su determinante defensa hacia sus amigos, ¿sabría hacerlo por usted misma? ¿dónde se encontraba y qué hacía mientras Mr. Blog se despedía para siempre de su fábrica?

Nuevamente el silencio se hizo notar. Con la voz afectada por la emoción Susan respondió a la pregunta del comisario.

- Disculpe, los recuerdos me…. Bien, a esas horas mi trabajo digamos que ya ha finalizado, he revisado todas las letras, sus posibles defectos, rechazando las que no servirán y dando por terminada la producción en cadena. La salida al exterior ya no es de mi ámbito de vigilancia.

En ese momento, Mar-él Bird, interrumpió a Susan.

- Querida Susu, quiero que sepas una cosa. Mr. Blog me propuso diseñar unas letras comestibles que pudieran acompañar a sopas y caldos caseros, donde los aforismos aparecieran flotando en los platos de los niños y concienciarlos así de las cosas más importantes de este mundo.
En aquel momento su idea me pareció banalizar nuestra producción, así que como responsable del diseño y edición de letras le dije que no me parecía oportuna la idea, que quizá más adelante podríamos considerarla. Creo que eso le afectó muchísimo, me pidió que os lo comentara, pero no lo hice. Creyó que le ignorábamos al no recibir nuestros comentarios, quizá eso le alejó en cierta manera de ti y también de nosotros.
Señor Esco, ¿no cree que está usted en el camino equivocado? ¿Qué debería indagar fuera de la misma fábrica? ¿Qué motivos podríamos tener para querer asesinar a Mr. Blog?
- Señorita Mar-él, las preguntas las hago yo, le ruego que se calme. Y ahora le toca a usted decirme que coartada tiene para que descarte su participación en el suceso.
- Es usted abominable, no tiene ni un mínimo de consideración hacia nuestros sentimientos, si usted fuese una letra sería un modelo del que huir para todos los que diseñamos con corazón.
- ¡Basta ya! –gritó Stal-keél-, dejemos esta farsa. Les voy a contar lo que sucedió.
- Espléndido –dijo el comisario orgulloso-, ahí quería llegar, usted tiene la clave de mis sospechas. Por lo que se, su trabajo en la fábrica consiste en el lijado y pulido de las letras, ¿podrá ahora desbastar de lo ocurrido aquellos hechos que nos confunden para hacer relucir la verdad de lo que pasó?
- Por supuesto, comisario. Mr. Blog apareció en la empresa no hace mucho tiempo, entró como subalterno. Le veía a menudo presenciando cómo salían las letras de la fábrica al exterior. Ese día no se mantuvo en la distancia adecuada, ignoro si por descuido o por voluntad propia, el hecho es que tanto era su deseo de aprender que todas las letras cayeron sobre él dejándole mal herido, tambaleándose se alejó perdiéndole de vista. Nunca imaginé que aquella temeridad le produjera la muerte.
¿Somos culpables de producir las letras que causaron su muerte, señor Esco?
- Lo que se -contestó el comisario-, es que es muy peligroso acercarse con pasión a las letras que ustedes hacen. Nunca sabremos si fue un suicidio o una temeridad. Lo que sí podemos certificar es una muerte violenta causada por la tecnología y la inconsciencia humana. Supe desde un principio de su inocencia pero quería conocer su nivel de implicación en el desenlace y provocar la autocrítica en ustedes mismos.
Gracias por su presencia, les dejo para que sigan creando letras de aforismos urbanos. Por cierto, ¿tienen alguno en especial para este suceso? Yo sí: En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima, de Joseph Heller.

sábado, 12 de diciembre de 2009

DE LA FE, EL CONOCIMIENTO Y LA EXISTENCIA

Extraído del libro "Retòrica de Cambra"


DE LA FE

Hay diversas ideologías que a pesar de sus diferencias de razonamiento todas tienen un denominador común; la fe. Ese estado de sumisión es motivo de luchas entre los hombres, éstos no se dan cuenta de que en el fondo todos participan de la misma creencia que es la fe.

Los que creen en Dios lo certifican con su fe aunque no puedan demostrar su existencia, así mismo el que cree en el alma o el espíritu, todas ellas entidades metafísicas que durante milenios se enraízan en la consciencia del hombre como verdades absolutas.

Cierto que son conceptos que equilibran las conductas de los hombres pero como he dicho también provocan luchas para imponer fanáticamente su uso radical. Puede creerse que el olvido de la fe en nuestras conductas ideales transformaría las relaciones humanas en la aceptación de unos con los otros, como también del medio y entorno del que hacemos uso, por tanto una aceptación de la muerte incluso de la especie humana como opción propia de sabiduría natural.

Ello, significaría recuperar un instinto de selección de los medios de supervivencia adecuados a nuestras necesidades, considerando la muerte una necesidad última de ese proceso selectivo.

DEL CONOCIMIENTO ÚLTIMO

Que gran inquietud de conocimiento emborracha al hombre. Queremos captar mentalmente el sentido de la existencia, su mecanismo y sus leyes, incluso aquello que pueda encontrarse más allá de los límites de la materia.

Y todo con el único intento de controlar y dominar, disponer y transformar.

Tengo una convicción, ése conocimiento último es posible, sólo que se llegará en el instante inmediatamente anterior a la transformación del cosmos. ¿De que nos servirá entonces unos conocimientos que ni tan siquiera podrán aplicarse a nuestra consciencia, también ésta llegada a su fin?

DE LA EXISTENCIA

Si establecemos que la consciencia no ha existido desde el principio de todo lo creado, sino como consecuencia de una evolución de lo existente, es comprensible que desconozcamos tantas de las cosas que podrían dar sentido a la vida que conocemos.

La cuestión principal es decidir si hemos de vivir y en qué condiciones, o bien aceptar el impulso del instinto por vivir.

Es preciso decir que ese instinto es principalmente egoísta, por tanto posiblemente contrario a la existencia de los otros, un camino substancial de la evolución humana sería una consciencia más altruista o cósmica de sobrevivir en función del beneficio común.

Pero seguiríamos sin poder entender por qué hemos de seguir viviendo, ya que el comportamiento hacia la existencia de los otros es una consecuencia del vivir y éste es el enigma de nuestras contradicciones.

La nuestra, es una existencia acelerada, presentidamente contraria al resto.

De lo dicho se puede pensar que es una visión sectaria de las variadas formas de vida y comportamiento que existen.

Cierto, es así, ya que las situaciones críticas y confusiones en las que nos encontramos a lo largo de la existencia son debidas a la relación que establecemos con aquellas cosas o aspectos que menos nos agradan de lo que nos rodea. Es nuestra limitación y parcial observación de la existencia.

Que yo no esté bien no quiere decir que todos estén mal o que siempre estaré así.

Si la existencia de la vida fuera debida a la casual coexistencia de factores propicios a su desarrollo, podemos utilizar ese principio para esperar de nuestro trabajo personal algún resultado satisfactorio que de sentido al esfuerzo que realizamos.