martes, 15 de septiembre de 2009

CRÍTICA DE CINE (Rebeca)

En uno de los álbumes de mi padre, dedicados a la crítica cinematográfica, se recogen unos breves resúmenes de la temporada cinematográfica de los años 1942-43. REBECA, era una de las películas a las que dedicó su atención en ese breviario, y Hitchcock, uno de sus directores preferidos; también lo eran los libros de Simenon y de Agatha Christie, así que es fácil imaginarse las características principales de su estructura mental: imaginativo, analítico, previsor, suspicaz, metódico, original, …y todo ello, en la soledad que exige una personalidad tan compleja.

REBECA, primer premio de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood del año 1940, es ante todo, el triunfo de un director, Alfred Hitchcock, maestro de las emociones y del planteamiento psicológico de los personajes. La técnica maestra de Hitchcock asoma en todo momento a la pantalla dándole el tono y sello inconfundible de su dirección.

Nos sorprende ya desde el primer metro de celuloide en aquel magnífico travelling por caminos, senderos, bosques, hasta desentrañar de la maleza la Mansión de Manderley entre la niebla densa; la voz en off sirve de prólogo a la cinta. Otros momentos álgidos de la película son aquellos en el que Max de Winter relata a su esposa cómo ocurrió la muerte de Rebeca, los encuentros de la Sra. Danver con la Sra. De Winter, plenos de original presencia de espíritu por ambas partes, las situaciones de ingenua timidez expresadas por Joan Fontaine y tantos otros detalles infinitos que colocan a la película a una altura artística insuperable, todos son una maestría imponderable de Hitchcock, maestro de directores.

La película tiene algún momento en que decae, sobre todo hacia el final, pero reacciona a tiempo para terminar con un nuevo travelling, que es el broche que cierra en forma brillante toda la belleza de la cinta.

Laurence Olivier y Joan Fontaine son los dos protagonistas del film sabiamente dirigidos. El primero, natural, ecuánime, siempre ponderado, mientras que Joan Fontaine se encumbra a la altura de las más destacadas estrellas cinematográficas de nuestro tiempo.

Josep Pascual Llorens, 1945

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