lunes, 14 de septiembre de 2009

RETÒRICA DE CAMBRA II

Estos dos textos que vienen a continuación, están extraídos del libro Retòrica de Cambra, del que ya hablé anteriormente.

De la innata promiscuidad de nuestro ser

"Intuimos la fuerza interior que puede dominar a voluntad la complacencia de nuestro ánimo. Pero éste es un estado diferente al que ahora vivimos. También existe la sensación que cuando lo deseemos podremos menospreciar ésta vida para trasladarnos a otro lugar; es necesario que nuestro espíritu se sacie de todo este barullo de sensaciones que nos ofrece el mundo. Cierto que ahora compartimos mundos opuestos dentro del mismo mundo, cierto también que en otro espacio desconocido accederemos a compartir opuestos, puede ser que más intensos. Es necesario por ello saturar la innata promiscuidad de nuestro ser.
Conocer el nivel de diferencia que hay entre vivirlos o intuirlos nos aproxima a traspasar la frontera de los mundos."

Complejo escrito que, diecisite años después, me inquieta y exige una explicación.
Intentaba situar al ser humano en un estado en el que, sólo mediante el exceso de nuestras apetencias podemos prepararnos para otra existencia más compleja. Llegar a ser fuertes de ánimo para enfrentarnos a mayores dificultades de comprensión. El medio para conseguirlo sería una vivencia máxima de lo desconocido para anular nuestros miedos, producto de la ignorancia.
Éste mundo es un tránsito y no caben medias tintas si queremos liberarnos de él.

De la finitud del cuerpo

"La existencia del hombre está encaminada a perpetuar con sus actos el rechazo a la finitud del cuerpo. Todo lo que hacemos o proyectamos tiene relación con nuestro cuerpo, como lenguaje capaz de ser entendido por nosotros. Ésta referencia corporal difícil de reparar, es nuestra propia limitación.
Es muy duro pensar que no quedará nada de nosotros después de muertos. Pero ingenuo y banal es pensar en vivir la vida al máximo de nuestras pasiones y emociones físicas sin darnos cuenta de la brevedad de una existencia de treinta, cuarenta, cien o doscientos años.
No creo que vivamos sólo ese fragmento de tiempo; la vida, como la entendemos, es una modalidad entre otras, donde nuestra conciencia se hace un camino. Y hemos de entender ésta conciencia como perteneciente a otra más amplia y extensa que podemos conocer a lo largo de las diversas existencias.
Somos una reacción en cadena de dos opuestos universales."

Pero he aquí, que el mensaje, va en dirección opuesta. No se trata de experimentar toda pasión, pues en ella la figura corporal nos da respuestas equivocadas. El tránsito y posterior traspaso en éste mundo no depende de reafirmarnos como individuos sino en integrarnos en un cuerpo universal.
La conclusión final del segundo texto nos da la respuesta al antagonismo de los dos textos: el opuesto universal; se pueden intuir dos direcciones opuestas para llegar al mismo lugar.

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