martes, 19 de julio de 2011

Forajidos, (The Killers)


Casi habíamos olvidado ya al aterrorizante y sonoro efec­tista film de gánsteres, con sus callejas metidas en sombras, sus habitaciones desordenadas y sus colts que hacían trepidar las plateas cuando vaciaban el cargador.

Desde “Scarface” y “City Streets” –analógicas cintas en el género del gansterismo filmado-, no se nos había ofrecido, hasta ahora con “Forajidos”, cinta de valores artísticos tan calibrados. Porque toda la serie de cantos al hampa dorada que siguieron a aquellas en su afán de imitación, sólo fueron unos muchos de miles de metros de celuloide, sacrificados en concesión al voraz gran público que abrió el nuevo filón.

En “Forajidos”, la literatura novelística de la obra original de Ernest Hemingway se mantiene intacta. En las dos obras anteriores de éste escritor llevadas a la pantalla, “A farewell to Arms” (Adiós a las armas”), y “For whom the bell tolls” (Por quién doblan las campanas), lo de aventura y al mismo tiempo humano del espíritu de éste escritor americano se traslucen diáfanos.

La humanidad de "The Killers" (Los asesinos), uno de sus últimos libros más realistas, que trata de un hombre que por haber violado el código del hampa yace en la cama esperando su castigo inevitable, no ha sido deformada ni exagerada. Simplemente traducida en cine en imágenes y cuyos contrastes de luz y juegos de sombras en focos bajos -que la cámara de Woody Bredell en atrevidos enfo­ques plásticos captó-, dieron el ambiente de tensa sensación y tono dramático, con la ayuda de la música de fondo magnífica de Miklos Rosza, ajustadísima al momento y sugeridora de la intensidad de la acción.

El arranque inicial de la cinta es maravilloso, Robert Siodmak repite, perfeccionada, su escena del mostrador de la “Dama Desconocida”. Juega, después con las perspectivas, la intriga y la plasticidad del más puro cine alemán y domina el tempo, el en­foque de cámara y todo el conjunto de la atmósfera que nos aprisiona.

Siodmak, después de su fracaso de “Luz en el Alma” -víc­tima de sus concesiones a Diana Durbin-, vuelve a ser el buen Siodmak de "La Dama desconocida” y “El Sospechoso”. Y vuelve a serlo porque ni Burt Lancaster, ni Ava Gardner, cuidan la "pose” -acaso por ser su primer film- y porque se ha ceñido puramente al tema, tratando a cada personaje por su dimensión, por su valor, por su concepción y por su carácter. Por eso la cinta resulta humana, natu­ral, sin exageradas salvas de pólvora, sólo las justas, las precisas, y además Siodmak, no olvidó cómo usar con tacto la narración retrospectiva, al amparo de cada personaje que le hilvanaba la acción, marcándole el ritmo que, en forma gradual, tenía que seguir.

JOSÉ PASCUAL LLORENS

22/2/1947

Producción: UNIVERSAL, 1946.

Dirigida por: ROBERT SIODMAK

Interpretada por: BURT LANCASTER, AVA GARDNER, ALBER CECKER.



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